Política anti-pegatinas


¡Estoy harto como todo el mundo! veo con tristeza como ensucian los portales y las persianas de los comercios,  incluso las acometidas de luz y de gas. Esta actitud desprestigia al gremio de tal manera que cada vez que digo que soy cerrajero debo añadir que "ni pongo pegatinas ni pego sablazos", algo muy común entre estos adictos al adhesivo.

Esta estrategia publicitaria en su gran mayoría de casos, es una clara intención de lucrarse a base de desplumar económicamente a la persona desesperada, que llama al número que aparece en la pegatina por una urgencia, como por ejemplo no poder acceder a la vivienda, olvidarse las llaves, etc. HAY QUE PREGUNTAR SIEMPRE EL PRECIO.

Entiendo que las urgencias deben pagarse como tal, que incluye el precio por hora de trabajo y el consecuente desplazamiento, además del material que ocasionalmente se tenga que utilizar, si es necesario. Estas tarifas pueden variar dependiendo si es de día, de noche, festivo, fin de semana, etc.

Lo idóneo ante estos casos de urgencia es acudir a algún amigo, vecino o negocio cercano, como una ferretería, donde al preguntar si conoce algún cerrajero le indicará uno de confianza. Si optamos por llamar a los que se anuncian en pegatinas o en grandes anuncios en páginas amarillas, hay que llamar a más de uno, y verá las grandes diferencias de precios que hay en el sector. Mejor perder un tiempo en buscar a un buen cerrajero y comparar precios, que después arrepentirse por el abuso económico sufrido por el primer pegatinero que encuentre.

Este tipo de prácticas perjudican a todo el sector, donde aún nos encontramos gente hornada que desarrollamos nuestro trabajo con la máxima profesionalidad. Un oficio aprendido de padres a hijos donde el buen servicio al cliente forma parte troncal de nuestra profesión.

Está en la mano de los legisladores regular las pegatinas, grafitis (ilegales) y todo aquello que ensucia nuestras ciudades. Y que aquellos que practiquen esta mala praxis profesional asuman las multas que se les impongan por esta actividad lamentable.

Yo no pongo ni pondré nunca una pegatina.

Cerrajero José González.